El primogénito había caído en una alcantarilla en un intento por aliviar el dolor. Los gusanos se escapaban de la enorme herida que tenía.
El perro apenas tenía dientes, padecía de artritis y presentaba un corte significativo en su espalda.
Sufría mucho, era anciano y débil, así que con cuidado lo sacaron de la alcantarilla para llevarlo a la clínica veterinaria.
Los veterinarios le suministraron analgésicos y un suero para tratar la infestación de gusanos.
La mejoría del perro, que pronto volvió a comer y su herida sanó por completo en apenas unas semanas, fue un gran alivio para todos.
Sin ayuda, no le hubiera quedado mucho tiempo de vida.
En la actualidad, contamos con un nuevo cachorro llamado Shabaash, te invito a echarle un vistazo.